Hola-que tal… soy el bienaventurado Fracaso… … tal vez no me conozca... se dice que solo los valientes me conocen… los abnegados e instintivos suelen confiarme sus más gratas hazañas, desconfiando de mi… porque soy muy difícil de persuadir.
Él porque estoy aquí, y porque hozo interrumpir tu silencio no es cosa mía, me has llamado en sueños, me resuenan mis oídos rotos. No temas de la desgracia de mis harapos, ni mires mis pies descalzos con lastima… bueno cada quien me imagina como desea.
Pero bueno. ¿Para qué me llamas?, soy lo que tú quieres escuchar, soy lo que quieres ver. ¿Crees que eso te sirve de algo? Toque a tu puerta, pensé que no habrías, allá afuera hay muchos peligros, sábete sabio de guarecerte en ti mismo, porque la lluvia moja pero enferma y el mar es bello pero mortal y en la naturaleza se yerguen las flores, pero también los horrores de sangre animal.
Si, no salgas al exterior, allí todos se lamentan, no sabes cuánto me confundí antes de encontrarte, pase por el lindero de las montañas, un día tirite tanto de frio que sentía que mis dientes se quebrarían. Allí vi pasar un Cóndor, un ave muy majestuosa, es como un sabio que amorfo recorre las alturas. Caminando, sobreviviendo a duras penas de semillas y pequeños animales que devore crudos llegue a un rio y pude seguir el camino esperando ver civilización.
Duro de encontrar tu pequeño mundo, aunque no lo creas es más bello del otro lado, no te ofendas pero imaginas, pero tiene un sabor agrio tu realidad. Esa portezuela de madera a punto de romperse, y ese catre tan roído, mira, se le salen los resortes.
Yo dormí bajo estrellas, oía ruido de bestias, pero algo resurgió en mi interior en esos momentos, agudicé mis sentidos y parecía que podía adelantarme a las bestias y a las alimañas. Una vez me pico un alacrán, sufrí fiebre mientras estaba en una cueva helada, pero cuando me vi de nuevo saludable me levante más que agradecido. No podía parar, tengo tenía una misión. Llegar hasta aquí contigo y esa idea pudo más que las penurias. En realidad empequeñeció mis problemas el saber que soy importante, te he dicho, no siempre me sucede esto.
A veces la gente me imagina diferente, con traje en una oficina, contestando teléfonos, o simplemente sin magia, pero, es mejor como me has imaginado, me diste valor ante las dificultades, algunos solo me llaman para hablar y no dejarme decir nada. Es increíble que vivas aquí entre tanta mediocridad… sin embargo eres como roció en el desierto. Qué raro… las rarezas son luciérnagas entre insectos comunes… por eso son envidiadas e incomprendidas.
Que hediondo es este lugar, te repito. Veo que esta triste por algo, hablas con sombras y espíritus de emociones humanas. Crías soledades en los abismos de tus recuerdos, te preguntas si alguna vez fuiste feliz, pero no lloras. Qué raro. Es que evitas las emociones o aun te queda voluntad.
Yo el Fracaso no tengo miedo, lo he perdido con el tiempo, voy a quien me busca y soy en su totalidad insustancial y hasta mi nombre se vuelve diferente cuando optan hacerme honor.
Bien, soy corto de palabras, soy lo que quieren oír, si les amedrenta me alejan y distorsionan. Adiós. Ha, por cierto: no conocí tu voz. Supongo es la mía. En general siempre lo es. Alguien me llama, espero que logre algo con él.
Y Fracaso salió por la puerta de madera…. Y antes de salir Geriam se levanto, estaba tenso y tenía miedo, porque los fantasmas lo acechaban desde hace mucho y ya no era un niño, pero tampoco un adulto… al erguirse uno de los tantos libros que su padre ahora ebrio compro alguna vez…. Cayo al suelo desnudo… el Fracaso le miro sonriente….de seguro Geriam había perdido el miedo… somnoliento Demian le dijo, no te vayas, dime: ¿Cuál es el nombre que te dan los que optan darte honor?..... El Fracaso respondió no sin cierto orgullo… me llaman éxito, experiencia, intento,….. Yo a ellos les llamo valientes… no es fácil tenerme a cuestas, por que el miedo se interpone y hace creer a la gente que no tengo nada que ofrecer.