சொம்ப்ராஸ் தே லுழ்


Sombras de luz.

Y por fin aquí estamos, encerrados entre el eclipse que deja la luz distante y las frases al oído deseosas de entrar al alma.

Como si fuera tan fácil, mejor callo, escucho la conquista de mi pusilánime amigo que deja algunas palabras entrecortadas por su ebriedad.

Creerá en verdad deleitarme con sus frases rebuscadas de un baúl de los recuerdos, seguro las oyó del ebrio de su padre. No me importa, este alza mi vanidad al máximo con sus rueguitos desmenuzados de tanto que los ha utilizado , es todo un actor en el arte absurdo de la conquista.

Me acaricia el cabello, sabe lo que quiere, ¿Qué deseo yo?, de seguro que esto no es lo que pensaba, ahí de nuevo mi conciencia con los malditos reproches de la niña infantil que veía el cielo azul, que gozaba de los algodones de azúcar, quien tenia todo el recelo de sentirse tan amada por el mundo iluso en el que vivía.

Una sonrisa irónica sale de mi boca, al mismo tiempo que el imbecil me acariciaba los labios, mis labios carmesí que tanto envidian mis amigas, esos labios rojos, que saben sostener la firmeza de sus palabras.

No lo soporte mas, es asqueroso besar a un borracho, una mujer demuestra su amor por alguien a través de esta prueba de fuego, de verdad se quiere a alguien si se atreve a soportar el hedor de la comida descompuesta y el desatino de palabras entrecortadas.

Es que yo no quiero a nadie, si ni siquiera me soporto a mi misma, es por eso que lo deje ahí, mientras al tratar de perseguirme, cayo a la piscina, al instante empezó a mover sus manos con desesperación, no se por que otra sonrisa irónica salio de mi boca, me sentí todopoderosa, su vida en mis manos.

¿Qué me llevo a abandonarlo de esa forma, a dejar que sus pulmones se llenaran de agua, mientras que su intento por respirar le arrebataba sus últimos suspiros? Me gire sonriente y seguí mi camino, en ese momento no pensaba la gravedad de esta acción, me gritaron desde atrás aquellos que por fortuna dieron con el accidentado, por que a pesar de todo le quedaron fuerzas para gritar por ayuda.

Y frene disimulando no darme cuenta del asunto, mientras les daban los primeros auxilios, sentía como su alma intentaba abandonar su cuerpo, su mejor amigo lo impedía con devoción, esperando que ocurriera un milagro y empezara a respirar, y es verdad que debe quererlo mucho para aguantar el vaho de su contaminado cuerpo.

Disimuladamente me retire de aquel infierno dramático y festivo, al reincorporarse, a sabiendas de que pudo haber muerto, cogio la botella de alcohol y se la bebió a sorbos desesperados, que lastima, imprudente. Es por eso que yo que prefiero la soledad de una tarde lejana, desértica, por los caminos en donde solo te puedes encontrar contigo misma, tarde infinita, que nunca pueda llegar a tocar.

Al salir camine lentamente por la acera de aquella ciudad, contaba los ladrillos rojos y sesenteros con los que se construyeron las casas de aquel barrio mexicano, tan simple, insinuaba una amargura extraña entre sus residentes, como si en conjunto formáramos un individuo paranoico e infantil, idea antes mencionada por Octavio paz.
Por eso me gustaba estar sola, me daba asco el pensarme tan igual, tan mexicano. Por eso entonces creía que la individualidad era la perfección, que la disminución era la clave de todo lo sublime que hay en el mundo, quizás por ello mis notas en química eran tan buenas, quizás por ello mi propia vida no tenia sentido alguno.

Y la luz de los faros centelleaban, en un instante uno a uno se fueron apagando frente a mi, por una noción absurda solo pasaba por mi mente que a la muerte no le gusta la luz, ¿es que acaso después de tanta prorroga cumpliría mi petición, por que ahora, por que de esta manera tan lacra?. Como si de verdad las sombras se adelantaran a mis pasos. Sentí mucho miedo, no es lo mismo blasfemar el infierno a sabiendas de que no existe, a que a pesar de todo esa idea te persiga y se materialice ante ti.

Siempre supe que ese infierno es frió, de un fuego congelante, siempre lo desee así.

Metí mis manos en las bolsas del abrigo, encogiendo mi cuello, miraba el vaho de mis labios rojizos, tan envidiados por las musas de la 16. Musas de la calle, que dan al mundo el vital servicio a los hombres solos, entreteniendo a los rufianes en sus camas, ablandando su maldad aunque sea por unos ligeros momentos.

Y me sentía fatal, el camino era largo y oscuro, empecé a escuchar voces que murmuraban mi nombre, ¿como saber que las imagino, que no es mi locura por fin consumiéndome? El aire se tornaba denso, casi irrespirable. Abruptamente venían a mí los horribles sucesos que en esas condiciones suelen suceder, entonces recordé, sabía, soñé, sentía moriría de vejez, pero eso no me abstendría de las dolorosas experiencias que la maldita vida sin sentido me traería, para nada reconfortante esperanza.

Pero de algo sirvió, de nuevo mi sonrisa irónica, la maldita idea de creer saberlo todo, de tener un control sobrehumano sobre el alma misma, del alma de las personas al derredor. De reírme de dios, del sufrimiento, de mi situación.

Sin aviso apareció un golpe seco de las horribles sombras y mi cavilación tan asertiva se humillo ante la sangre que salía de mi cabeza. Mareada, semiinconsciente fue arrastrada hacia senderos oscuros, risotadas perversas opacaron mis labios irónicos, los redujeron a simplezas de una indefensa joven, ahora más que nunca estaba decepcionada de la vida.

No se que hubieran hecho conmigo, para que mencionar lo que mentes desviadas hacen esperando en la oscuridad, en donde hasta el sol olvida poner su luz, senderos humanos entre los enormes edificios que se alzan por el éxito y las riquezas de una sociedad enferma, pobre del mundo, pero ahora, noqueada, solo dormía profundamente.

Entre sueños materialice mi atardecer distante, inalcanzable, se extendía hasta el confín del universo, recorría galaxias, estrellas y dimensiones extrañas en donde me sentía de cristal, frágil e inexistente.

Pero de pronto me encontré con un hoyo negro entre mis galaxias, demonios, perturbo mi viaje astral, hubiera deseado tanto que así se sintiera la muerte, ahora me quedara la nostalgia de que solo fue un sueño. este me atraía sin que yo pudiera oponer resistencia, gritaba mi nombre con desesperación, hacia vibrar mi cuerpo, y con un grito eterno desperté de mi inusitado sueño, a mi lado, él, aquel que hubiera dejado que se ahogue sin sentir remordimiento ahora me salvaba la vida. Lo primero que note fueron sus labios sangrientos, deje de respirar y respiro por mi un momento, ha de quererme mucho como para soportar el sabor a oxido de mis labios, que de inmediato, sin que yo lo predemitara, se tornaron de nuevo irónicos.



சிம்பல்ஸ் பெந்ஸமிஒஎந்தொஸ் தே ல அடோலேசென்சியா பெர்டுர்பட, இரோனியா ச்ருஎல் ஃஉஎ சிஎம்ப்ரே காந்தார ஹிச்டோரியாஸ்.